Entre ríos y arrozales, te espera un viaje auténtico.
Viaje a Bangladesh, una inmersión inolvidable
La verdadera riqueza de Bangladesh reside en el corazón de sus habitantes. Son pocos los países donde la población es tan curiosa, acogedora y benévola hacia los turistas como aquí. En Dhaka, la capital, recibirás sonrisas, incluso algunas miradas insistentes llenas de sorpresa, pero tan pronto te alejas de las grandes ciudades, tu estatus de extranjero te otorgará un aura raramente sentida. Hombres, mujeres y niños se acercarán a ti para preguntarte de dónde vienes, si estás casado, cuál es tu religión y tu nombre por supuesto, la mayoría de las veces en un inglés inseguro o incluso en bengalí. Los más jóvenes insistirán en tomarse una foto contigo con sus teléfonos pidiéndote un "selfie", mientras que los mayores insistirán para que les tomes una foto con tu cámara. Los bangladesíes están orgullosos de su país y desean mostrarte sus mejores aspectos. Te acostumbrarás rápidamente a las múltiples atenciones de amabilidad: desde el mejor asiento en el autobús, al servicio redoblado de cortesía en los restaurantes, hasta el transeúnte que te ofrecerá un té para poder conversar contigo... Este aluvión de buenas intenciones a veces puede resultar un poco agobiante, y puede que llegues a extrañar tu anonimato. Pero siempre se práctica con tal gentileza que es difícil resistirse. De todos estos encuentros fortuitos puede nacer quizás una bella amistad o una experiencia inesperada. Nuestro mejor consejo para descubrir Bangladesh es mantener tu mente y corazón abiertos, y disfrutar de lo que cruce tu camino."
Un viaje entre naturaleza y cultura
Explore un país donde la naturaleza exuberante y la calidez humana te reciben con los brazos abiertos. Imagínate navegando por las aguas tranquilas del delta del Ganges, rodeado de una vegetación verde y de paisajes que parecen salir de una pintura. Bangladés, con sus numerosos ríos, ofrece la oportunidad única de descubrir su belleza natural de otra manera, embarcándote en un crucero inolvidable.
Pero el encanto de este destino no se detiene ahí. Sumérgete en un mosaico cultural fascinante al conocer comunidades indígenas que preservan orgullosamente sus tradiciones ancestrales. Déjate seducir por los colores brillantes de los mercados locales, donde la artesanía tradicional se mezcla con las sonrisas de los habitantes. Cada encuentro es una invitación a descubrir un mundo rico en historia y diversidad.
Finalmente, aventúrate en los Sundarbans, reino del misterioso tigre de Bengala. Aunque discreto, este majestuoso felino vigila sobre este manglar único en el mundo, un verdadero tesoro natural por explorar. Bangladés te promete una experiencia auténtica y cautivadora, lejos de los caminos trillados.
Una herencia multicultural en el sur de Asia
Tierra de conquistas, Bengala ha sido atravesada por numerosas influencias provenientes de tierras más o menos lejanas. Desde las primeras dinastías de las llanuras del Ganges hasta la invasión turca del siglo XIII, pasando por la dominación mogol, cada soberano dejó la huella de su pertenencia religiosa. La imposición de una nueva religión, de dogmas y corrientes de pensamiento, reforzaba el poder de una dinastía. Bangladesh ha conservado numerosos testimonios de estos períodos, visibles al aire libre. Desde las ruinas budistas de Paharpur (siglo VIII) hasta las mezquitas compactas de Bagerhat (siglo XV), pasando por el templo hindú de Kantanagar (siglo XVIII) y la iglesia armenia de Dhaka, el país alberga tantos vestigios religiosos como influencias que han forjado su identidad. Estos edificios, en diversos estados de conservación, también testimonian la evolución arquitectónica donde el ladrillo siempre ha jugado un papel esencial.
Un viaje auténtico entre tradición y naturaleza
Con un 98 % de bengalíes, la diversidad étnica no es evidente a primera vista. Sin embargo, Bangladesh cuenta con 27 comunidades indígenas, principalmente agrupadas en las regiones fronterizas con India y Myanmar, al norte y este del país. Designados bajo el término genérico "adivasi", que significa "aborigen" o "pueblo primero", las orígenes étnicas de estos pueblos varían. Australoides, tibeto-birmanos o sino-tibetanos, sus orígenes son complejos y a veces distantes.
Estos grupos étnicos han sabido conservar sus costumbres, preservar su cultura, su lengua y sus tradiciones a través de los siglos. Encontrarse con los Chakmas, los Bawms o los Mros en las colinas de los Chittagong Hill Tracts es descubrir otros modos de vida y un saber hacer artesanal floreciente. No podrás resistir la tentación de comprar hermosas mantas tejidas a mano o cestas de mimbre trenzadas.
Un viaje a través de las aguas y tradiciones
El país está recorrido por 700 ríos, algunos de varios kilómetros de ancho, otros reducidos a finos hilos de agua. El agua está omnipresente y da forma a los paisajes, la economía y la cultura. Durante el monzón, el inmenso delta queda sumergido durante varios meses. Luego viene la estación seca, cuando el agua se bombea para regar los arrozales.
Los cargueros se deslizan por los ríos, transportando mercancías de un puerto a otro. Los pescadores van y vienen para mover y recoger sus redes. Los granjeros cavan estanques destinados a la cría de camarones o peces. Muchos bangladesíes utilizan cada día pequeñas barcas o grandes ferris para cruzar de una orilla a otra, e incluso de una ciudad a otra.
Un crucero en Bangladesh es imprescindible, aunque solo dure unas pocas horas, para apreciar el país desde un ángulo diferente, pero igualmente relevante.
Una escapada salvaje en un entorno verde
Quedarían aproximadamente 400 felinos en los Sundarbans de Bangladesh. Este manglar, el más extenso del mundo, es una zona protegida y deshabitada. Muchas de las especies animales que viven allí están amenazadas, especialmente el tigre de Bengala. Sin embargo, sus posibilidades de ver uno son escasas. Por un lado, porque el tigre es solitario y protege un territorio de varias decenas de kilómetros cuadrados, moviéndose mucho. Por otro lado, el manglar forma un espeso cortina natural a través del cual casi no se ve nada. Finalmente, sus desplazamientos en este espacio protegido son limitados, reduciendo aún más sus posibilidades de encontrarse con el felino más grande del planeta. Sin embargo, un crucero por los Sundarbans sigue siendo imprescindible durante una visita a Bangladesh.