Un pueblo de mil caras
Cada etnia es única por la persistencia de su cohesión lingüística, social y económica, especialmente en áreas rurales, que aún afectan al 90% de la población. A lo largo de unos 500 km, las riberas e islas del río Níger albergan aldeas de pescadores djerma-songhai, tuareg y fulani nacidos a orillas del agua.
Desde Gaya, en la frontera con Nigeria y Benín, hasta Ayorou en la frontera con Malí, vive el pueblo del río, donde se divierten hipopótamos, peces, aves acuáticas y cocodrilos. Nada mejor que un descenso del río en piragua para impregnarse de esta cultura. La visita a un espacio protegido, el parque nacional W, permite descubrir toda la fauna específica de la sabana arbustiva: elefantes, leones, antílopes, gacelas, búfalos, monos...