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Lo que te llama la atención cuando pones un pie por primera vez en Kosovo es la omnipresencia de montañas y zonas naturales variadas. Y el país no se equivoca al respecto. No es casualidad que el turismo esté sólo en sus inicios y que el 10% del territorio ya haya sido clasificado como parque natural nacional, además de un gran número de parques naturales regionales y zonas protegidas. Kosovo ofrece así a los amantes de los espacios abiertos y del turismo verde un extraordinario patio de recreo.

Cuando hablamos de áreas naturales, también hablamos de fauna y flora. Kosovo es el hogar de un gran número de especies de animales salvajes como osos, lobos, linces y águilas, así como de muchas plantas de montaña como el edelweiss, el pino y el té de montaña.

Limitarse al aspecto de la naturaleza para describir Kosovo sería muy simplista. Porque la historia también ha dado forma al país. Situado estratégicamente en la confluencia de las rutas comerciales desde los tiempos más remotos y beneficiándose de un rico subsuelo, Kosovo ha sido objeto de numerosas invasiones y ocupaciones a lo largo de los siglos. Estos han dejado su marca en el patrimonio construido y cultural del país.

Kosovo es, por lo tanto, el escenario de sitios arqueológicos, fortalezas medievales, numerosos monasterios ortodoxos y un gran número de edificios que datan del período otomano como mezquitas, hammams, bazares y otras casas tradicionales!

Por último, sería incompleto mencionar Kosovo sin mencionar la incomparable hospitalidad de sus habitantes. Este sentido de la hospitalidad, que tiene sus raíces en costumbres centenarias, es un verdadero arte de vivir. Y es muy común ser invitado a compartir un café, una rakia o incluso una comida... ¡que no se puede rechazar sin correr el riesgo de ofender a los anfitriones!

Viajero, Kosovo se te ofrece, si te tomas la molestia de aventurarte allí. Déjese llevar por los encantos de este pequeño y entrañable país.