Un patrimonio histórico y cultural rico
La isla no carece de recursos a este nivel. Numerosos museos, destilerías, jardines y viviendas criollas cuentan una historia rica y compleja. Es fácil salir de los caminos más concurridos para detenerse, tomar una copa y charlar en comunidades siempre acogedoras. Al borde de las carreteras, si uno cree haberse perdido, enseguida hay alguien para saludarlo, otro para informarlo.
La música está omnipresente. El "ragga" y el "zouk love" te invitan a bailar. Durante el carnaval, un júbilo general se apodera, durante cinco días, de todos los municipios de la isla. Atrévete a recorrer los "vidés", esos espléndidos desfiles y carrozas carnavalescas que la población sigue con entusiasmo moviéndose al ritmo de melodías frenéticas. Otra imagen del "Épinal-en-Caribe", el ti-punch es un verdadero rito de la vida antillana, a menudo degustado en un vaso adornado con la insignia de las grandes destilerías que llevan el nombre de las viejas familias criollas.