Inmersión en el corazón de los sabores auténticos
Uno de los rasgos de la complicidad entre Portugal y Francia proviene sin duda de su adoración común por los placeres de la mesa. Aunque la cocina portuguesa no es tan sofisticada como la gastronomía francesa, cuenta con excelentes chefs que ofrecen una cocina creativa y contemporánea. Estos chefs reinventan platos rústicos generosos preparados con productos frescos y naturales. En la mayoría de los restaurantes, anclados en la tradición, probarás el bacalao (bacalhau) preparado de mil maneras, el pescado, los mariscos, los embutidos, el cordero, la ternera o incluso el cochinillo asado. Las parrilladas, sopas, guisos, pot-au-feu y arroces elaborados también son destacados. El pan y el queso son excelentes y acompañan muy buenos vinos producidos en todo el país. Los vinos del Alentejo y del Duero (incluido el famoso Oporto) son los más reputados, especialmente en tintos, pero se pueden encontrar buenos caldos en todas partes. De postre, tendrás la opción entre pasteles conventuales e innumerables pequeños pasteles secos o cremosos, como los célebres pastéis de nata.