Explora la belleza natural y la rica cultura de Georgia.
Un viaje entre majestuosas montañas y tradiciones ancestrales.
Georgia: una aventura cultural y natural inolvidable
Un rico patrimonio humano:
Todo el país está salpicado de vestigios del pasado, testigos de una brillante civilización antigua. Aunque la arquitectura urbana medieval ha sido en gran parte devastada por las invasiones que desgarraron el país, los georgianos han sabido preservar iglesias y monasterios, construidos a lo largo de los siglos en sitios naturales espléndidos, al abrigo de las montañas y los valles. Se registran más de 3.000 monumentos religiosos; en total, Georgia cuenta con unos 5.000 monumentos históricos, ricas reliquias de un brillante mestizaje de las tradiciones autóctonas y las diferentes culturas que han atravesado el país. Influencias persas, turcas, bizantinas, rusas, armenias o alemanas se han mezclado con las corrientes culturales locales para dar un patrimonio contrastado, a caballo entre Occidente y Oriente cristiano o musulmán.
Dondequiera que uno esté en el país, encontrará un sitio arquitectónico antiguo y grandioso: fortaleza en ruinas sobre un promontorio rocoso, capilla, iglesia o complejo monástico, instalación troglodita, aldea montañosa de torres defensivas, ruina de mezquita o sinagoga. En el siglo XIX, el imperio ruso insufló a sus fronteras meridionales un rápido desarrollo urbano que en parte retomó los estilos autóctonos y dio lugar a una arquitectura particularmente colorida e inventiva.
Estación termal, edificios de prestigio o simples bloques de viviendas, el patrimonio urbano de Georgia también es rico y fascinante. Su quintaesencia se encuentra en Tiflis, la más majestuosa de las ciudades del Cáucaso Sur, magnífico mestizaje de los siglos. Finalmente, el hábitat georgiano típico ha hecho soñar a generaciones de artistas, con sus balcones, terrazas, jardines con pérgolas, patios interiores, propicios al suave clima del país…
Descubrir paisajes y tradiciones únicas
Georgia, con sus paisajes montañosos, ha sido notablemente preservada de la industrialización y la deforestación que han afectado a muchos países postsoviéticos. Su naturaleza es majestuosa y abundante. Destinada por los dirigentes soviéticos a la agricultura y el turismo, Georgia experimentó una urbanización modesta en el siglo XX, dejando espacio para el campo. El país ofrece una diversidad sorprendente de climas y paisajes.
El mar Negro presenta costas subtropicales, mientras que Kakheti es semi-desértica. El valle de Alazani es vitivinícola, Imereti es verde, y Kartli es una meseta árida pero a veces fértil. Tbilisi tiene un aire mediterráneo. El Gran Cáucaso presenta paisajes de alta montaña, y el Pequeño Cáucaso ofrece un relieve volcánico. No faltan las actividades al aire libre, ya sea en verano o en invierno.
El viajero, invitado antes de ser turista
Georgia es un país que se mantiene alejado del turismo de masas. Al viajar por el país, descubrirás una relación de hospitalidad auténtica, mucho antes que la del turista. Aunque el viajero extranjero es percibido como alguien con dinero, en todas las regiones, especialmente las más remotas, serás tratado como un invitado de honor. Estarán orgullosos de mostrarte su país. Las invitaciones no buscan necesariamente un beneficio, sino que están motivadas por el deseo de dar una buena imagen de su patrimonio. Esto es especialmente cierto fuera de la capital. El aspecto financiero no predomina en tus interacciones con la población. Así podrás apreciar las tradiciones de hospitalidad, lejos de los circuitos turísticos que a menudo han alterado las relaciones entre viajeros y locales.
Tradiciones vivas y pintorescas de Georgia
En todos los aspectos, Georgia ofrece espectáculos poco comunes, llenos de color. En el ámbito artístico, el folclore es rico y curioso, compuesto por una mezcla de acentos orientales y occidentales: profundos cantos polifónicos, ritmos originales, danzas acrobáticas, artesanías variadas. No pierdas la oportunidad de apreciarlo.
La cocina georgiana es muy original: desde khinkalis, jugosos raviolis, hasta brochetas cocinadas con granada, pasando por khatchapouris, buñuelos de queso fundido. Las especias son sabrosas, particulares, a menudo nunca vistas antes. La tierra georgiana produce deliciosas frutas y verduras y el vino georgiano es de los más reputados.
No te pierdas tampoco la oportunidad de asistir a ceremonias. La "soupra", el banquete georgiano, con sus ritos y brindis, es de un pintoresco único. Las misas ortodoxas ilustran a su vez la originalidad de la espiritualidad georgiana. En Tbilisi, las fiestas religiosas y políticas marcan el calendario.