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Desde el 19 de julio de 2001, el Chad es la cuna de la humanidad gracias al descubrimiento de Touma ("esperanza de vida"), nuestro antepasado de 7 millones de años. Este tesoro histórico fue descubierto en el desierto de Djourab durante una misión paleontológica dirigida por un equipo compuesto por chadianos y colegas franceses. Es cierto que cuando conozcamos el norte del Chad, su belleza extrema, su historia, su entorno en constante evolución, con mucho gusto nos uniremos a los científicos para reconocer que el cerebro humano nació allí. Este descubrimiento, que complementa el de Abel en 1995, una mandíbula de unos 3,5 millones de años de antigüedad, es una verdadera atracción de curiosidad para un público apasionado por la historia de la evolución humana. Las pinturas rupestres de los Ennedi son otro tesoro arqueológico de renombre mundial.

Por su extensión, Chad representa la paleta de todas las variaciones posibles de las múltiples caras del desierto: barkhanes desplazados por el viento del Djourab erg, tassilis de los Ennedi modelados por la erosión del viento, oasis verdes y llenos de vida de Faya-Largeau y Fada, cuevas bordeadas de pinturas rupestres, gueltas excavadas por siglos de escorrentía....En el centro, se puede pasear por las montañas de Guéra y descubrir la rica fauna del Parque Nacional de Zakouma (Salamat). Es uno de los últimos ecosistemas sudano-sahelianos que quedan en África Central. El Sur le introducirá a la floreciente vegetación de la cuenca del Logone-Chari, los primeros frutos de la selva ecuatorial.Menos conocido que algunos países, Chad es también un paraíso para los ornitólogos, con más de 300 especies de aves registradas sólo en el Parque Zakouma.