Naturaleza y cultura, más allá del mar y la playa
Una temperatura agradable durante todo el año, una laguna inmensa protegida por una barrera de coral, arena blanca y cálida bordeada de cocoteros... Mauricio tiene sólidos argumentos para los amantes de los placeres costeros. En 40 años, la belleza real de sus playas ha seducido a millones de turistas y ha hecho que el destino sea atractivo y competitivo.
Este patrimonio marítimo natural, que se bastaba a sí mismo hasta hace poco, se ha enriquecido con un prometedor desarrollo del turismo verde y cultural: descubrimiento del bosque primario a pie, a caballo o en bicicleta de montaña, caminatas guiadas hasta las cimas de los montes, vuelos sobre barrancos y cascadas en tirolesa, paseos culturales en las casas de plantadores transformadas en museos.
De ello resulta una oferta turística diferente y variada, induciendo un descubrimiento de la isla desde su interior y no solo desde su litoral. Viejas edificaciones se transforman en casas rurales, adorables casitas rústicas emergen de la vegetación exuberante, cabañas de lujo se plantan frente a cascadas... tantas promesas de momentos exclusivos lejos de las playas y experiencias complementarias a una estancia únicamente costera.